lunes, 25 de marzo de 2024

La rose, la bouteille et la poignée de main

 

La rose, la bouteille et la poignée de main


Cette rose avait glissé de
La gerbe qu'un héros gâteux
Portait au monument aux Morts.
Comme tous les gens levaient leurs
Yeux pour voir hisser les couleurs,
Je la recueillis sans remords.

Et je repris ma route et m'en allai quérir,
Au p'tit bonheur la chance, un corsage à fleurir.
Car c'est une des pir's perversions qui soient
Que de garder une rose par-devers soi.

La première à qui je l'offris
Tourna la tête avec mépris,
La deuxième s'enfuit et court
Encore en criant "Au secours! "
Si la troisième m'a donné
Un coup d'ombrelle sur le nez,
La quatrième, c'est plus méchant,
Se mit en quête d'un agent.

Car, aujourd'hui, c'est saugrenu,
Sans être louche, on ne peut pas
Fleurir de belles inconnu's.
On est tombé bien bas, bien bas...

Et ce pauvre petit bouton
De rose a fleuri le veston
D'un vague chien de commissaire,
Quelle misère!

Cette bouteille était tombé'
De la soutane d'un abbé
Sortant de la messe ivre mort.
Une bouteille de vin fin
Millésimé, béni, divin,
Je la recueillis sans remords.

Et je repris ma route en cherchant, plein d'espoir,
Un brave gosier sec pour m'aider à la boire.
Car c'est une des pir's perversions qui soient
Que de garder du vin béni par-devers soi.

Le premier refusa mon verre
En me lorgnant d'un œil sévère,
Le deuxième m'a dit, railleur,
De m'en aller cuver ailleurs.
Si le troisième, sans retard,
Au nez m'a jeté le nectar,
Le quatrième, c'est plus méchant,
Se mit en quête, d'un agent.

Car, aujourd'hui, c'est saugrenu,
Sans être louche, on ne peut pas
Trinquer avec des inconnus.
On est tombé bien bas, bien bas...

Avec la bouteille de vin fin
Millésimé, béni, divin,
Les flics se sont rincé la dalle,
Un vrai scandale!

Cette pauvre poigné' de main
Gisait, oubliée, en chemin,
Par deux amis fâchés à mort.
Quelque peu décontenancé',
Elle était là, dans le fossé.
Je la recueillis sans remords.

Et je repris ma route avec l'intention
De faire circuler la virile effusion,
Car c'est une des pir's perversions qui soient
Qu' de garder une poigné' de main par-devers soi.

Le premier m'a dit: "Fous le camp !
J'aurais peur de salir mes gants."
Le deuxième, d'un air dévot,
Me donna cent sous, d'ailleurs faux.
Si le troisième, ours mal léché,
Dans ma main tendue a craché,
Le quatrième, c'est plus méchant,
Se mit en quête d'un agent.

Car, aujourd'hui, c'est saugrenu,
Sans être louche, on ne peut pas
Serrer la main des inconnus.
On est tombé bien bas, bien bas...

Et la pauvre poigné' de main,
Victime d'un sort inhumain,
Alla terminer sa carrière
A la fourrière!


La rosa, la botella y el apretón de manos


Esta rosa se había deslizado del
ramo que un héroe marchito
ofrecía al monumento a los Muertos.
Como todos levantaban la vista
para ver izar los colores,
yo la recogí sin remordimientos.

Y seguí mi camino y me fui a buscar
a la buena de dios, un corpiño en flor.
Pues una de las peores perversiones que puede haber
es guardar una rosa para sí mismo.

La primera a quien se la ofrecí
giró la cabeza con desprecio,
la segunda escapó y corre
aún gritando “¡Socorro!”
Si la tercera me dio
un golpe con la sombrilla en la nariz,
la cuarta, fue la más malvada,
se puso a buscar un policía.

Pues, hoy en día, es descabellado,
sin ser un sospechoso, no se puede
ofrecer flores a bellas desconocidas.
Hemos caído muy bajo, muy bajo...

Y ese pobre pequeño capullo
de rosa ha adornado la chaqueta
de un estúpido y perro comisario.
¡Qué miseria!

Esta botella se había caído
de la sotana de un cura
que salía de la misa borracho perdido.
Una botella de vino fino
con denominación de origen, bendecido, divino.
Yo la recogí sin remordimientos.

Y yo seguí mi camino buscando, lleno de esperanza,
el gaznate seco de un amigo para ayudarme a beberla,
pues una de la peores perversiones que puede haber
es guardar un vino bendecido para sí mismo.

El primero rehusó mi vaso
clavándome una mirada severa,
el segundo me dijo, burlón,
que fuese a dormir la mona a otra parte.
Si el tercero, sin contemplaciones,
a la nariz me tiró el néctar,
el cuarto, fue mucho más malvado,
se puso a buscar un policía.

Pues, hoy en día, es descabellado,
sin ser un sospechoso, no se puede
brindar con desconocidos.
Hemos caído muy bajo, muy bajo...

Con la botella de vino fino
con denominación de origen, bendecido, divino,
los maderos se han remojado el gaznate
¡Un verdadero escándalo!

Este pobre apretón de manos
yacía, olvidado en el camino,
por dos amigos enfadados a muerte.
Un poco desconcertado,
estaba allí, en la cuneta.
Yo lo recogí sin remordimientos.

Y seguí mi camino con la intención
de hacer circular la viril efusión,
pues una de las peores perversiones que puede haber
es guardar un apretón de manos para sí mismo.

El primero me dijo: “¡Largo de aquí!
que me podría ensuciar los guantes.”
el segundo, con un gesto devoto,
mi dio algunas monedas, por otra parte falsas.
Si el tercero, tío maleducado,
me escupió en mi mano tendida,
el cuarto, fue el más malvado,
se pudo a buscar un agente.

Pues, hoy en día, es descabellado,
sin ser un sospechoso, no se puede
estrechar la mano de los desconocidos.
Hemos caído muy bajo, muy bajo...

Y el pobre apretón de manos,
víctima de una suerte inhumana,
fue a terminar su carrera
¡en el calabozo!